“El testimonio de las fotografías es de gran utilidad si se las sabe someter a un careo severo”, decía el historiador del arte John Ruskin ya a finales del siglo XIX. En esa misma época, las nuevas técnicas de impresión gráfica estaban haciendo realidad la posibilidad de reproducir fotografías sobre papel de prensa, avance que supondría el inicio de la profesión de fotógrafo reportero. Con el tiempo –como señala otro historiador, Peter Burke– esas imágenes se han ido convirtiendo en vestigios indispensables para completar el conocimiento de la historia, en testimonio ocular que, además, ofrece involuntariamente una densa información sobre el contexto material de los motivos fotografiados, al tiempo que descubre la mentalidad del autor y de su época, tanto por lo que se muestra como por lo que se oculta.
El Institut d´Estudis Fotogràfics de Catalunya acaba de publicar una historia gráfica de Barcelona desde la primera guerra mundial (...)