En 2010, Alain Rouquié, uno de los mayores expertos franceses en el ámbito de América Latina, concluía un libro sobre la región en estos términos: “Tras décadas de inestabilidad y dictaduras, la democracia parece haber arraigado en todas partes”. Pensando en la llegada al poder de Michelle Bachelet en Chile (2006), de Evo Morales en Bolivia (2006) y de Luiz Inácio “Lula” da Silva en Brasil (2003), el que fuera embajador de Francia en Brasilia celebraba que “de ahora en adelante, una mujer, un indio o un obrero pueden ser elegidos para ocupar la presidencia”.
Diez años después, el panorama ha cambiado. El “indio” fue derrocado por un golpe de Estado; el “trabajador” sufre el acoso de una Justicia instrumentalizada por los conservadores; y, aunque Bachelet pudo terminar su mandato, Dilma Rousseff, elegida en 2011 al frente de Brasil, fue destituida tras una cábala parlamentaria sin base legal.
Hace unos años, Rouquié (...)