Nicolas Sarkozy, ministro del Interior francés de 2002 a 2004 y de 2005 a 2007, hizo de la “lucha contra la inmigración clandestina” una prioridad. Durante su paso por este ministerio se multiplicaron los controles de identidad y las detenciones de extranjeros sin permiso de residencia válido. El número de detenciones se duplicó entre 2002 y 2008, pasando de 49.470 a 111.692; el de expulsiones, por su parte, se triplicó, llegando a 29.796 en 2008. “En otras palabras, se detiene a más de cinco extranjeros por cada expulsión”, precisa el antropólogo Stefan Le Courant. Las personas “sin papeles” aprenden a “vivir bajo la amenaza”.
En medio de numerosas medidas restrictivas –establecimiento de una prueba de francés y de un umbral de recursos para los candidatos que soliciten la reagrupación familiar, creación de un “contrato de acogida e integración de la familia”, etc.–, la ley del 20 de noviembre de 2007 relativa (...)