Era en Egipto donde “debía” comenzar la democratización del mundo árabe, la última región del planeta que no vivió una evolución política significativa desde la caída del Muro de Berlín. La aparición, en 2005, del movimiento Kefaya –basado en la reivindicación democrática y el rechazo a la sucesión hereditaria del presidente Hosni Mubarak– y la posterior llegada a la escena política, en 2009, del ex secretario general de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) Mohammed El-Baradai fueron percibidos como un aviso. No fue el caso.
¿Por qué cayó primero el régimen de Túnez y no el de El Cairo? Para entenderlo, es necesario volver sobre la relación entre las protestas sociales y las estructuras políticas. Al decir de algunos, la principal diferencia entre ambos países derivaría de la naturaleza particularmente opresiva y policial del régimen de Zine el-Abidine Ben Ali. Egipto presentaría una versión menos rígida, más inteligente, de la (...)