Mientras estuvo en el poder en Chile, de 1973 a 1990, el dictador Augusto Pinochet amasó una buena fortuna para su vejez. Pero finalmente, investigadores estadounidenses, chilenos y españoles han logrado desenredar la madeja, y la magnitud de sus descubrimientos es sorprendente.
El 16 de marzo de 2005, dos senadores estadounidenses, el demócrata Carl Levin y el republicano Norm Coleman, presentaron el resultado de sus últimas investigaciones sobre el lavado de dinero. Sacaron así a la luz una verdadera “red financiera secreta” compuesta por 125 cuentas bancarias en diversos establecimientos de Estados Unidos y de otros países, en beneficio del ex presidente chileno y de miembros de su familia. El Riggs Bank por sí solo manejaba una cuarta parte de las cuentas de Pinochet. A pesar de no ser un gran banco, ese establecimiento, “el preferido de las embajadas” en Washington, se jactaba hasta hace poco de ser “el banco más (...)