- Duck Young Kim. — Grain Cycle, 2007
La faja del libro lo proclamaba: “Corea, nuevo país de la novela negra”. Colocada en la cubierta de Sang chaud (‘Sangre caliente’) de Kim Un-su (Matin Calme, 2020), un éxito comercial y de crítica en Francia, la banda desempeñaba un papel publicitario, claro está, pero también situaba la obra dentro de una corriente claramente identificable, propia de Corea del Sur. “No creo que sea así”, matiza Philippe Picquier, fundador de la editorial del mismo nombre, pionera en la publicación de libros asiáticos. “Efectivamente, hay una tendencia hacia el género negro en la novela coreana: historias que descarrilan y terminan mal. Pero no son novelas negras en sentido estricto, sino más bien libros que expresan un temor enorme ante las dificultades de vivir en Corea y que intentan explicarlo. Lo llamamos (...)