Durante el año en curso, varios acontecimientos han suscitado reflexiones acerca del significado del contorno socioespacial de la Unión Europea (UE). Es decir, sobre el papel geopolítico de sus límites territoriales y de sus márgenes simbólicos. La geografía fronteriza de la UE se ha situado, una vez más, en el plano central de un proceso de construcción europea que halla en la identidad y en el espacio dos de sus pilares fundamentales.
El pasado 8 de marzo, la Comisión Europea lanzó el llamado “Partenariado para la Democracia y una Prosperidad Compartida con el Mediterráneo Sur”. La comunicación subrayaba, entre otros aspectos, la necesidad de crear nuevos “Partenariados de Movilidad”. Argumentaba que “a corto plazo, la Comisión trabajará con los Estados miembros la legislación en materia de migración legal y la política de visados para apoyar el objetivo de una mayor movilidad, en particular para estudiantes, investigadores y personas de negocios”. Los (...)