Tanto el reconocimiento de la independencia de Kosovo por parte de las principales potencias occidentales en febrero de 2008 como la de Abjazia y Osetia del Sur por Rusia en agosto pasado, testimonian un cambio crucial en las relaciones entre Estados. La coexistencia pacífica que ha prevalecido hasta el presente, suponía el mutuo respeto de algunas normas, entre ellas el respeto a la integridad territorial. Rompiendo con esta actitud, el reconocimiento de una entidad secesionista contra la voluntad del poder central debilita a numerosos Estados multinacionales confrontados a movimientos autonomistas o independentistas.
El fin de la Segunda Guerra Mundial provocó un nuevo recorte de las fronteras internacionales, después la división de Alemania. Pero incluso durante la Guerra Fría las grandes potencias evitaron extender el terreno de confrontación a la creación de nuevos Estados. Es cierto que tanto la Unión Soviética como Estados Unidos sostuvieron activamente la descolonización. En efecto, cuando una (...)