El pasado 3 de septiembre, los presidentes grecochipriota, Dimitris Christofias (comunista), y turcochipriota, Mehmet Alí Talat, iniciaron un proceso de negociación para tratar de acabar con la división de Chipre tras los enfrentamientos interétnicos y la invasión de la isla por las tropas de Turquía en 1974. Los líderes mantuvieron una larga entrevista en el antiguo aeropuerto de Nicosia, un edificio controlado por la fuerza de pacificación de Naciones Unidas. El enviado especial de la ONU para la cuestión de Chipre, el australiano Alexander Downer, calificó ese encuentro de “día histórico para Chipre”. Existen posibilidades de conseguir un arreglo satisfactorio debido a la postura favorable a la reunificación de ambos líderes. El Gobierno turcochipriota (sólo reconocido por Ankara) se apoya en las proclamaciones unilaterales de independencia de Kosovo, Osetia del Sur y Abjazia para presionar a la República de Chipre, que ha permanecido a la defensiva desde que pasó a ser miembro de la Unión Europea en el 2004. El Plan de reunificación presentado por el anterior Secretario General de la ONU, Kofi Annan, fue rechazado en un referéndum celebrado el 24 de abril del 2004 por la mayoría de los grecochipriotas, con un aplastante 75,83%, mientras que los turcochipriotas lo aceptaron con el 64,90% de votos. La cuestión más espinosa es la presencia de 40.000 soldados turcos en el norte de la isla desde hace más de tres décadas. El Gobierno grecochipriota exige que los ejércitos extranjeros (Turquía y Grecia) abandonen el país, y que se elimine el sistema de Estados garantes (Turquía, Grecia y Reino Unido), vigente desde 1960, algo a lo que se oponen los turcochipriotas. Tras una eventual reunificación, todos están de acuerdo en que el nuevo Estado sea una entidad federal y bicomunal.