“¡Ya que tanto quieren esta ciudad, se la dejamos!” Furiosas, las mujeres de Redeyef, pueblo de la zona minera de Gafsa, decretan la evacuación general el miércoles 7 de mayo de 2008. Numerosos vecinos se echan a la carretera con un improvisado equipaje. Protestan contra la invasión de su ciudad por la policía, que les advierte: si llegan hasta la montaña, rumbo a Argelia, serán acusados de traición, como los habitantes de un pueblo vecino que, semanas antes, habían pedido asilo político en ese país. Entonces dan media vuelta… hacia la montaña. Finalmente regresarán, a petición del comité de negociación solicitado por un poder local confundido. El argumento es imparable: hay que quedarse… para seguir luchando.
A cuatrocientos kilómetros al suroeste de Túnez, la población de Gafsa, bastión obrero con frecuencia rebelde en el pasado, se construye así su propia mitología dentro de una rebelión iniciada a principios de este año. (...)