La situación de Oriente Próximo parece plantear un desafío al análisis racional de los políticos, plantea un asistente. Mientras que no habría nada de racional en el comportamiento de Israel cuando multiplica las colonias, incluso en Jerusalén Este. Tampoco habría nada de racional cuando el Gobierno estadounidense sostiene de facto una ocupación, que por otra parte condena verbalmente y que sólo puede perjudicar su relación con el mundo árabe.
El apoyo de Washington a Israel es bien racional. Data de 1967, cuando Estados Unidos tomó el relevo de Francia. En esa época un conflicto oponía a dos fuerzas del mundo árabe: el fundamentalismo musulmán, sostenido por Estados Unidos, y el nacionalismo laico, considerado como el principal enemigo de las potencias occidentales. Es decir, Arabia Saudí contra Nasser. Ahora bien, Israel destruyó el nacionalismo laico, sostuvo y consolidó el fundamentalismo musulmán junto con Estados Unidos. Washington apoyó militarmente a Israel; el Estado (...)