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La historia de las ciencias no es un largo río tranquilo

La ciencia, tal como se enseña hoy, parece producirse de forma lógica, basándose cada investigador en las teorías precedentes para elaborar las suyas. Pero esta imagen de un flujo lineal llevando de una forma natural a la verdad científica queda rota por los estudios sociales sobre la investigación.

por Pablo Jensen, julio de 2010

Las ciencias experimentan dificultades para encontrar su lugar en la sociedad. El ejemplo de las actuales controversias sobre las biotecnologías lo ilustra bien: los biólogos se encuentran entre dos fuegos; de ambos lados les cuestionan su aislamiento en la torre de marfil de la investigación “fundamental”. Por un lado, el poder económico privilegia, a través de algunos financiamientos, la investigación con objetivos de aplicación, y exige el secreto y la inscripción de patentes. Por el otro, el público rechaza el papel de espectador pasivo que durante mucho tiempo se le ha asignado, y se rebela contra algunas ignorancias científicas, por ejemplo sobre los efectos de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) en pleno campo. Todos los ámbitos científicos se encuentran presos de esta contradicción, que remite al viejo ideal de la ciencia pura, rechazando las “deformaciones inherentes a las contingencias económicas y sociales” (1). En estos últimos años, los estudios (...)

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