El “irresistible ascenso de Karim Wade”, “¿Hasta dónde llegará Karim Wade?”, “Si Karim quiere ser presidente, debe hablar [lengua] wolof”… No causa asombro que el hijo del presidente senegalés Abdoulaye Wade sienta que le crecen alas cuando lee los titulares de la prensa africana. Consejero personal de su padre y ex presidente del Consejo de Vigilancia de la Agencia Nacional de la Organización de la Conferencia Islámica (ANOCI), cuya XI Cumbre tuvo lugar en Dakar en marzo de 2008. El 1 de mayo de 2009, “Karim” fue nombrado ministro de Cooperación Internacional, Ordenación Territorial, Transportes Aéreos e Infraestructuras. Muchos son los que adjudican al jefe de Estado un proyecto dinástico inédito que apunta a instalar a su hijo en el sillón presidencial.
Esto que podría ser tan sólo un epifenómeno, en realidad traduce la profunda crisis de la democracia senegalesa, considerada en África durante mucho tiempo el punto de referencia. Tras (...)