Hace ya mucho tiempo que empezó la caza de beduinos, no solo en la Palestina ocupada, sino también en Israel, donde decenas de miles son arrancados de sus tierras. El pasado viernes 20 de septiembre, en Cisjordania, un convoy humanitario se dirigía a la aldea beduina de Makhul, destruida por las fuerzas de ocupación israelíes. Transportaba tiendas de campaña para proveer de un techo, incluso precario, a unos sesenta habitantes. Destinadas a reemplazar los de la Cruz Roja confiscadas por los israelíes, esos refugios improvisados fueron financiados por la UE y Francia. Para evitar un nuevo embargo, el camión iba escoltado por diplomáticos europeos y [voluntarios] humanitarios. Rápidamente, el Ejército israelí lo bloqueó.
Para proteger la carga, algunos diplomáticos subieron al camión. Entre ellos, Marion Fesneau-Castaing, agregada de cooperación del consulado de Francia en Jerusalén, quien dispone de inmunidad diplomática. Varios soldados la cogieron por los brazos y las piernas, y (...)