Un día del mes de julio de 1955, un joven de 29 años, alto y con gafas, se planta frente al número 67 de la avenida Country Club de México D.F. Personalmente no conoce a la persona que allí vive, pero le acompaña un amigo común, Saviur Cancio Peña, que llama a la puerta y que, cuando abre el dueño de la casa, los presenta:
— General Alberto Bayo, este es Fidel Castro. Acaba de llegar de Cuba y desea conocerle...
El viejo militar no ignora quién es Fidel porque toda la prensa mexicana relató el célebre e inaudito asalto al cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, dos años antes, el 26 de julio de 1953...
— Estoy llegando de La Habana –le cuenta Fidel-, acabo de salir de la cárcel gracias a una amnistía y he venido a verle porque necesito su colaboración.
— ¿De qué se trata?
Con vehemencia, el joven (...)