“Diez años de lucha contra la impunidad”, proclama con orgullo el sitio Internet del Tribunal Penal Internacional (TPI). Desde su entrada en vigor, en 2002, este nuevo tipo de tribunal juzga a las personas acusadas de genocidio, de crímenes de lesa humanidad, de crímenes de guerra o incluso de crímenes de agresión. Mientras que el Estatuto de Roma que fundó el TPI lamenta un fuerte grado de impunidad, la nueva jurisdicción fue pensada en ruptura con el derecho penal internacional clásico, considerado ineficaz. Contrariamente a los Tribunales Penales Internacionales para la antigua Yugoslavia (TPIY) y para Ruanda (TPIR), cuyas intervenciones se limitan a un territorio y a un período determinados, el TPI puede juzgar cualquier infracción cometida desde que esta tiene lugar.
Basta con que se cumpla una de estas dos condiciones: o bien que el individuo sospechoso sea ciudadano de uno de los 122 Estados signatarios –sobre los 193 miembros (...)