“El dilema para los chinos es, bien adueñarse del poder político, mientras que ya tienen el poder económico, bien aceptar el principio de reparto, que ha hecho de este país lo que es hoy en día”. Publicada a finales de julio, la tribuna de Mahathir Mohamad, primer ministro de Malasia entre 1981 y 2003, es la típica que expone los lugares comunes compartidos desde hace mucho tiempo por los dirigentes de este país del sudeste asiático donde los chinos representan una cuarta parte de la población, según las estadísticas en vigor.
Al mencionar el contrato social implícito de la independencia (el poder político para los malayos, la economía para los chinos), el ex hombre fuerte de la Organización Nacional de Malayos Unidos (United Malays National Organisation, UMNO) mantiene esta visión polarizada de la sociedad, que se consolidó con los motines sangrientos de 1969, cuyas consecuencias todavía marcan al país. Este año, (...)