Evidentemente, hay algo que no funciona. Interminables colas de espera a la entrada de los comercios para surtirse de productos básicos como leche, harina, aceite o papel higiénico; auge de una economía paralela en la que vendedores callejeros proponen los mismos productos a precios prohibitivos. Si bien es cierto que desde hace mucho tiempo los venezolanos están sufriendo desabastecimientos puntuales, el agravamiento del problema desde comienzos de año ha cogido a todos por sorpresa. Este mal agobia a la población sobre todo porque se viene a sumar a los problemas de infraestructura que provocan cortes de agua y de electricidad. Los que tienen la posibilidad, llenan sus bañeras para hacerse con reservas, y todo el mundo reza para no perder el contenido del congelador...
Durante estas últimas semanas, el gobierno ha anunciado prácticamente día tras día nuevas medidas que prometen remediar la inflación y el desabastecimiento. La causa de estas dificultades (...)