Es muy posible que para la mayoría de los jóvenes nacidos en tiempos de la Guerra Fría (1949-1989) y de la estructuración del imperio estadounidense la palabra Bandung ya no signifique gran cosa, y que el nombre de esa bonita estación climática de Java, en Indonesia, suene como el de alguna conferencia o batalla olvidada entre Yalta (1945) y Dien Bien Phu (1954). Pero para muchos de los que surcábamos el mundo bolígrafo en mano y con algún visado caducado o falsificado en el bolsillo, durante dos o tres décadas ese nombre significó mucho y, en cierto modo, simbolizó una época: la edad de cierta descolonización, del retroceso de los imperios por vías distintas a la guerra total, y de una posible reinvención del mundo.
Si, considerando la segunda parte del siglo XX, hubiera que elegir una decena de fechas o acontecimientos representativos de un cambio de rumbo en el curso (...)