No figura en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 ni en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. Y, sin embargo, el derecho a la oscuridad podría convertirse en un nuevo derecho humano. ¿La oscuridad, un derecho? La “contaminación lumínica” se encuentra entre los flagelos de esta época. Hace referencia a la creciente omnipresencia de la luz artificial en nuestras vidas, que, como contrapartida, induce a la desaparición de la oscuridad y de la noche. La luz, igual que las partículas finas, los residuos tóxicos y los disruptores endocrinos, superado cierto límite, se convierte en contaminación. Durante la segunda mitad del siglo pasado, el nivel de iluminación en los países desarrollados se multiplicó por diez.
Lo que fue un progreso, la iluminación pública e interior, se ha transformado en un perjuicio. La contaminación lumínica es nociva para el medio ambiente, la fauna y (...)