En la historia de la economía digital, el año 2013 quedará marcado sin duda como un punto de inflexión. Antes, Internet era percibido como una jungla dominada por unas cuantas grandes fieras, pero donde subsistían vastos espacios de libertad. Un aluvión de revelaciones disipó la ilusión: la vigilancia estatal masiva de los ciudadanos (revelada sobre todo por Edward Snowden), la recopilación de datos por parte de las multinacionales, las acrobacias y las evasiones fiscales de los mastodontes de Silicon Valley, la destrucción masiva de empleos humanos reemplazados por algoritmos. Actualmente, Internet es percibido menos como un universo paralelo que como la modalidad ténico-liberal del capitalismo contemporáneo.
Google, Amazon, Facebook, Apple (conocidos como GAFA), pero también Uber o AirBnB provocan oleadas de críticas. Les ha salido el tiro por la culata, lo que, justificado por el exorbitante poder de dichas empresas, no sólo refleja la exasperación de los usuarios y la movilización (...)