Una foto publicada en 1903 por la compañía de seguros de vida New York Life muestra a una mujer con bata blanca que maneja pesados ficheros metálicos, mientras unos hombres con trajes negros, sentados en sus escritorios, se sumergen en su papeleo. Esta imagen no sólo ilustra la división sexual del trabajo, sino que, además, muestra una característica poco conocida de los seguros de vida: el control ejercido sobre los datos personales de sus clientes. Un volumen de información aún más amplio y codiciado que sus reservas de divisas.
Recientemente, una serie de ciberataques ha recordado la elevada peligrosidad de este control, en particular para aquellos cuyos perfiles caen en manos de “saqueadores de la web”. Sin embargo, la intromisión de las aseguradoras en la vida privada de los asegurados no es nada nuevo. Interesarse en su historia permite remontarse a los orígenes del big data, esos “datos masivos” cuya explotación (...)