En sus casi 90 años, Mario Benedetti escribió numerosos libros y poemas que lo hicieron famoso en el mundo. No es mi intención hablar aquí de su obra; digamos sólo que la literatura de Mario tuvo un misterioso don: el de enamorar a los jóvenes.
Es fácil, para quienes lo conocimos, decir que era un hombre bueno y entrañable. Eso no hacía falta “verlo”, mucho menos sacarlo en conclusión. Su profunda bondad se instalaba ante cualquier interlocutor con sencillez, como otro don. Lo notable es que Mario supo transmitirlo en su obra, como una prolongación de sí mismo. Porque sus lectores no sólo amaban su literatura, sino que lo querían a él, personalmente, aunque jamás lo hubiesen visto.
Pero su bondad no era sólo buena madera, y hay de quien la confundiese con ingenuidad o inocencia. Era una convicción, una ideología. Anécdota: en 1992, cuando la conmemoración del 500 aniversario de la (...)