“No actúen como personas a las que sólo les quedan unos meses de mandato, prepárense para cinco años más de ejercicio”. Así, dirigiéndose a los miembros del Gobierno, nueve meses antes de la elección presidencial del 12 de junio de 2009, el ayatolá Ali Jamenei no dudaba en hacer públicas sus preferencias en favor de la prolongación del mandato de su protegido, Mahmud Ahmadineyad. Una muestra de la responsabilidad del Guía en la crisis actual: decidió consolidar su autoridad, deshacerse de todos sus adversarios en el seno mismo del poder y contrariar toda dinámica de reforma.
La elección presidencial de 2005 le había abierto el camino. Tras dos mandatos del presidente Mohamed Jatamí, el desencanto popular era grande: por cierto, los reformistas habían ampliado el campo de las libertades, pero se habían mostrado incapaces de resolver los problemas económicos y sociales del país. Ocho candidatos fueron autorizados a presentarse y, a (...)