Joaquín Araújo Ponciano vive, como campesino y pastor de cabras, en el seno de las arboledas de las Villuercas. Ha plantado tantos árboles como días ha vivido, unos 26.500. Entre su actividad: comisario y autor de 30 exposiciones, director y/o guionista de 340 documentales, además de unos miles de programas de radio y de conferencias. Autor de obras como Los árboles te enseñarán a ver el bosque (2020), este título, Somos agua que piensa, es su libro número 114. Ha sido galardonado con el premio Global 500 de la ONU y dos veces con el Premio Nacional de Medio Ambiente, entre muchos otros.
El libro es un canto poético al agua, aunque más allá de la belleza que adorna el discurrir entre las páginas, Araújo plantea una sólida reflexión sobre el significado del “aagua”, así, alargando la primera vocal, en nuestra existencia. Pedro Arrojo Agudo, relator de Naciones Unidas para los derechos humanos al agua potable y al saneamiento, señala en el prólogo: “La clave emocional es fundamental en la Nueva Cultura del Agua, como lo es la vinculación entre la ética y la estética cuando del agua hablamos. Sentir las emociones que suscitan las aguas impetuosas de un río o de una cascada, la hipnótica seducción del fluir de la corriente o la serenidad que produce la contemplación de una laguna, hace emerger en nosotros sentimientos especiales, nos acerca a entender la vida en forma de belleza y harmonía. Hacer las paces con los ríos como clave ética que deber permitir garantizar los derechos humanos al agua potable y al saneamiento, especialmente para los más empobrecidos, se vincula, para mí, con la clave estética del río como alma del paisaje y del territorio al que da vida. Por ello admiro la obra de mi amigo Joaquín Araújo, el poeta del agua”.