Para reivindicar la tutela sobre el Alto Karabaj, cada campo interpreta a su manera una larga historia común. Bajo la dominación de los imperios otomano, después persa, después ruso, los pueblos de Transcaucasia estuvieron íntimamente mezclados hasta el fin del siglo XIX. Hasta tal punto que, en víspera de la Primera Guerra Mundial, los georgianos eran minoritarios en su futura capital, Tbilissi, tanto como los azerbaiyanos en Bakú: “Es imposible trazar las fronteras sin desembocar en dos resultados igualmente enojosos. Además de que cada Estado nacional debería absorber una gran cantidad de habitantes de nacionalidad extranjera, al mismo tiempo, debería renunciar a una gran cantidad de sus ciudadanos naturales”, relata un observador de ese momento.
Del lado armenio, alegan el lazo cultural y religioso. Se hace valer que la franja oriental del Pequeño Cáucaso, entre los ríos Araxe y Kura, pertenecían a Armenia histórica desde la Antigüedad. La parte montañosa de (...)