Fue uno de los compromisos expresados por el Partido Socialista durante la campaña electoral de François Hollande en la primavera de 2012: si volvía a gobernar, la izquierda procedería a “la interrupción inmediata de la supresión de empleos” en la inspección de trabajo y le devolvería “los medios y el sentido de misión de servicio público”. La promesa se realizó a raíz de una manifestación de inspectores de trabajo, el 7 de febrero de 2012, con motivo del suicidio de uno de sus colegas de Arras, Romain Lecoustre, a quien habían encontrado ahorcado en su domicilio tres semanas antes. Ya en mayo de 2011, Luc Béal-Rainaldy, secretario nacional del Syndicat National Unitaire-Travail, Emploi, Formation, Économie (SNU-TEFE) de la Fédération Syndical Unitaire (FSU), se había suicidado lanzándose por el hueco de la escalera del Ministerio de Trabajo.
La institución que supuestamente representa el “último muro protector” para los asalariados no se ha (...)