Cuando se cumplen 20 años de la primera edición de Perestroika, una amplia literatura política ha vuelto a interpretar y valorar el significado de estos “20 años que han cambiado el mundo”. En efecto, nadie podía imaginar a principios de los ochenta el derrumbe de la Unión Soviética, la transformación de todas las estructuras políticas heredadas de la Segunda Guerra y el nacimiento de un nuevo orden de las relaciones internacionales. Pero todavía era más difícil poder imaginar que este proceso pudiera tener lugar de una manera pacífica, sin los acontecimientos dramáticos que suelen acompañar a los grandes cambios históricos, cambios que Eric Hobsbawm ha señalado como el verdadero inicio de una nueva época.
Sin discutir que los procesos de la historia se resuelven en su complejidad desde leyes azarosas, marcadas unas veces por los acontecimientos más imprevistos, y otras por una conjunción de circunstancias que toca al historiador reconstruir e (...)