Durante las tres décadas que gobernó como amo y señor en Montpellier, Georges Frêche –alcalde socialista de la ciudad de 1977 a 2004, y más tarde presidente del área metropolitana de la misma ciudad hasta su fallecimiento en 2010–, llevó a cabo una administración al estilo colonial con respecto a sus conciudadanos de confesión musulmana. “Sólo hay un representante de los musulmanes y ése soy yo”, exclamaba en 2002, con motivo de la inauguración del primer centro funerario musulmán de la ciudad. Considerados como desprovistos de madurez política, esos hombres y esas mujeres se dividían, según él, en dos categorías: los que le juraban lealtad públicamente, a quienes les ofrecía viviendas, empleos y lugares de culto, y aquellos que se negaban a entrar en su sistema clientelista, a los que trataba entonces de “adoradores de Ben Laden”.
Puso a disposición de los dos primeros dos grandes salas “polivalentes”, destinadas en realidad (...)