“Hoy, el sistema agrícola chino se encuentra bloqueado”. El economista Wen Tiejun, director de la Escuela de Economía Agrícola y Desarrollo Rural de la Universidad Renmin, en Pekín, no tiene pelos en la lengua. Lo que no le impide reconocer que “con el 20% de la población mundial para alimentar, pero sólo con el 9% de las tierras cultivables y con el 6% de agua dulce, el desafío es considerable”.
Al menos, China ha erradicado el hambre en treinta años. A partir de 1979, cuando se puso en marcha la reforma, se descolectivizaron las tierras y su derecho de uso se repartió a partes iguales entre los campesinos –permaneciendo su propiedad en manos de la colectividad–. Unas tres cuartas partes de la población siguen viviendo en el campo, cada uno hereda pequeñas parcelas que cultiva como quiere. Las cosechas se volvieron más abundantes, también gracias a la utilización de mejores semillas (...)