Hace tres años hubo uno de esos momentos de incertidumbre en que todo tiembla, todo se mueve y nadie duda de que todo se va a pique. El 7 de septiembre de 2008 el gobierno estadounidense intervino Fannie Mae y Freddie Mac, dos mastodontes del crédito hipotecario. El día 15, el venerable banco de negocios Lehman Brothers anunció su quiebra. El 16, después de la petición de ayuda hecha por el Wall Street Journal, Washington compró la primera aseguradora del país, American International Group. La estupefacción gana espacio; las Bolsas se hunden. El poder público estadounidense nacionaliza una buena parte del sector automotriz e inyecta cientos de miles de millones de dólares en la economía. Keynes, el New Deal y el Estado estratega recuperan el primer lugar.
En un acto de contrición universal, la burguesía de los negocios juró entonces que “nunca nada será como antes”. El primer ministro francés François (...)