En un documental titulado “Combat Patrols Afganistan” en el que relata su estancia en Afganistán junto a las tropas estadounidenses, el director Bing West se hace eco de una opinión generalizada en Estados Unidos: “Hay que infligir mayores pérdidas a nuestros enemigos durante los combates para quebrar la moral de los talibanes y sus redes. También debemos poner en práctica nuevas estrategias para aumentar las pérdidas enemigas en el campo de batalla”.
Semejante proyecto traduce a la vez un desconocimiento de Afganistán, e indiferencia con respecto a su población. En efecto, guste o no, a los ojos de esa población mayoritariamente pashtún, los talibanes representan la única organización político-militar eficaz de un país al que están arraigados, tanto por la religión (un islam muy específico), como por el código de honor. Enfrentarlos equivale entonces a atacar a todos los afganos; un combate imposible de ganar.
En 1962 la redacción de un informe (...)