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La izquierda desreguló los mercados

La paradoja francesa

Los Estados nacionales, reunidos el mes pasado en Londres en el marco del G-20, trataron de devolver a los mercados la dirección de la economía mundial mediante medidas cosméticas. Pero la pregunta del millón es: ¿por qué diablos se la confiaron? El caso francés es un “buen ejemplo” esclarecedor.

por Pierre Rimbert, mayo de 2009

Desde el final de la Segunda Guerra mundial, el financiamiento de la economía francesa se ha representado en tres actos, dominados por tres actores: el Estado, los bancos y los mercados financieros. Durante la reconstrucción, el Estado recaudó dinero en instituciones públicas (Correos, la Caja de Depósitos), y después lo asignó en función de las prioridades del Plan. Es el “circuito del Tesoro”, emblema de un capitalismo dirigido, donde la Bolsa sólo desempeñaba un papel marginal; en 1961, la proporción de inversiones financiadas por los mercados era tres veces menor que en 1913.

El segundo acto se inició en 1966, cuando el Estado delegó en los bancos el financiamiento de la economía, pero subvencionando los préstamos destinados a los sectores que se juzgaban estratégicos (acero, defensa, energía, electrónica). Las empresas deseosas de invertir se endeudaban en establecimientos de crédito, dentro de los límites definidos por el Banco de Francia, a su (...)

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