¿Sobre qué construyó su prestigio la editorial francesa Gallimard? Sin duda alguna, sobre la “Bibliothèque de la Pléiade”. A principios de la década de 1930, André Gide tuvo que insistir “dos años” para que, finalmente, Gallimard la comprara a su fundador, Jacques Schiffrin, ya que, en aquel momento, nadie encontraba nada “notable” en ella. Diez años más tarde, a la incompetencia le sucederá la rapiña.
Nacido en 1892 en Bakú y heredero de un estibador portuario que había hecho fortuna en la industria petrolera, Schiffrin se instaló en Florencia después de que la empresa familiar fuera nacionalizada por el Estado soviético. Allí trabajó para el historiador Bernard Berenson y se formó en la edición de arte para, más tarde, en la década de 1920, trasladarse a París, donde creará la editorial La Pléiade (en referencia a un grupo de poetas de la época de Aleksandr Pushkin). Su idea era simple: (...)