Sumido en una pandemia que ha cobrado tintes de pesadilla, Brasil parece vivir la agonía de su periodo democrático más reciente. Desde hace varios meses, una coalición de fuerzas liderada por el presidente Jair Bolsonaro, elegido en 2018, arremete contra el Parlamento y el sistema judicial. Una labor de zapa de las instituciones brasileñas que, en cada uno de sus avances, enardece a una base radicalizada que diversos estudios estiman en alrededor del 12% de la población brasileña, es decir, casi 25 millones de personas. ¿Cómo ha llegado a esta situación la mayor democracia de América Latina?
A mediados de la década de 2010, la perspectiva de que el Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) se mantuviera en el poder después de cuatro victorias presidenciales consecutivas (de 2002 a 2014) convenció a las élites de romper la Constitución de 1988. En 2016, con el apoyo de Estados Unidos, optaron por un (...)