Si hacemos remontar la emergencia de los populismos de extrema derecha al comienzo de los años 1980, han pasado más de treinta años sin que aparezca más claramente, en la abundante literatura científica, una definición precisa y operativa de esta categoría política. Hay que tratar, pues, de ver con mayor claridad a qué se llama comúnmente “extrema derecha” o “populismo”.
En Europa, desde 1945, el término “extrema derecha” designa fenómenos muy diferentes: populismos xenófobos y “antisistema”, partidos políticos nacionales-populistas, a veces fundamentalismos religiosos. La consistencia del concepto es cuestionable, en la medida en que, desde un punto de vista más militante que objetivo, los movimientos con esta etiqueta son interpretados como una continuación, a veces adaptada a las necesidades de la época, de las ideologías nacionalsocialista, fascista y nacionalista-autoritaria en sus diversas derivaciones. Lo que no refleja la realidad.
Es verdad que el neonazismo alemán –y el Partido Nacionaldemócrata alemán en cierta (...)