En una zona industrial desierta, a kilómetros de la célebre perspectiva de Nevski y de las lujosas residencias del centro de San Petersburgo, donde frente al Palacio de Invierno se apretujan hordas de turistas extasiados, las fábricas de la época comunista están abandonadas. Un portón cuelga en el vacío, apenas sujeto por un gozne. Perros salvajes vagabundean por las calles y amenazan con sus ladridos a los escasos paseantes. Hay un decrépito Lada mal estacionado cerca del bordillo y de todas las grietas del asfalto brotan hierbajos.
En medio de chimeneas oxidadas, se eleva hacia el cielo una insólita estructura: la torre de agua de la planta de laminado de la fábrica Metalurgia Roja, en desuso desde hace mucho. A pesar de su estado, esta torre parece expresar un cierto orgullo. Hoy, la mampostería del edificio, construido en 1930, presenta grandes fisuras. El yeso se pulveriza y de los huecos asoman (...)