Desde 2018, en Siria, la gobernación de Idlib y la parte noroeste de la de Alepo constituyen enclaves de facto bajo el control de las fuerzas rebeldes al régimen de Damasco, con la ayuda protectora de Turquía. Este caso ilustra cómo un territorio fronterizo puede convertirse en un lugar en el que intervienen beligerantes de un mismo país (fuerzas del régimen, milicias islamistas) y una apuesta política (influencia y presencia militar turca). Tanto si se habla de buffer zones (‘zonas tapón’ o ‘colchón’), de no man’s land (‘tierras de nadie’) o de safe zones (‘zonas de seguridad’), las denominaciones hacen referencia a un régimen político de excepción, ya sea por la prohibición de acceso de civiles, por las medidas de desmilitarización que se les aplican o incluso por el arreglo territorial que encarnan durante un conflicto. En los últimos años, varias zonas en conflicto en Oriente Próximo han visto resurgir (...)