En un coloquio titulado “Teherán y la mundialización”, organizado en 2006 por el Centro de Estudios Culturales de la ciudad de Teherán, Parviz Piran, sociólogo y universitario, había presentado un estudio sobre “la anomia en Teherán”. Sus conclusiones eran abrumadoras: la casi totalidad de los jóvenes de las grandes ciudades iraníes vivían en estado de anomia, con pérdida de los valores y un sentimiento de confusión y de rechazo a las normas sociales.
Hace ya algunos años que la cuestión del derrumbe moral ocupa un lugar importante en los medios de comunicación iraníes. Sara Shariati, socióloga e investigadora, lo describe así: “Una individualización que llega al egoísmo, una creencia y una práctica religiosas vacilantes, la aparición de una generación desorientada y desmotivada”. Según ella, “este fenómeno es consecuencia de profundas rupturas en el orden cultural, en la jerarquía social, etc., y de grandes evoluciones que debilitaron los vínculos sociales. Entre las (...)