En el trabajo, la “cultura empresarial” y las reglas informales han reemplazado a las estructuras coercitivas. Pero los asalariados, y entre ellos los ejecutivos, no son tontos. Erigen en norma las brechas creadas entre su realidad y un discurso oficial relajado. El cinismo se revela paradójicamente como un aliado poderoso de la organización laboral y garantiza su cohesión.
“Los consultores de Stanwell se preparan para recibir candidatos despeinados”. En un spot publicitario para el lanzamiento de una campaña de reclutamiento del gabinete Stanwell, consultoría especializada en management parisino, un joven actor que representa el papel del seleccionador del personal, denominado “Paul Stanwell”, se entrena para dirigir las entrevistas. Frente a él, el candidato está representado por un ventilador que tira una poderosa corriente de aire y desbarata el orden de su material de escritorio así como su atildada apariencia de ejecutivo: traje, corbata, aire grave e impasible. El tono (...)