En la sede de Solidarnosc de la mina Pokoj (“Paz”) en Ruda Slaska –provincia de Silesia–, Adam Kalabis, de 46 años, con físico de boxeador y con el pelo rapado, nos ofrece un té. Sus enormes manos todavía están un poco negras del carbón: hace apenas media hora estaba trabajando a ochocientos metros bajo tierra. Nos explica: “Hay cuatro mil asalariados, la mitad de los cuales son mineros. Yo trabajo aquí desde los 18 años. Empecé cargando sacos de carbón. Ahora estoy en mantenimiento”. Este gigante dice estar “deteriorado por la mina”: “Espero no terminar como mi padre: se jubiló a los 45 años y murió un año más tarde”. Kalabis no está cerca de ver la jubilación: “El anterior Gobierno anuló los días de baja por enfermedad y los días en los que donábamos sangre”. Algunos mineros adquirieron el hábito de donar sangre para obtener una jornada de descanso… (...)
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Cerca de un millón y medio de “contratos basura”
El carburante social de la derecha polaca
Vencedor de las elecciones de octubre de 2015, el partido conservador polaco Ley y Justicia (PiS) multiplica las demostraciones de autoritarismo. La Comisión Europea inició un “procedimiento de salvaguarda del Estado de derecho” el pasado mes de enero.
por Cédric Gouverneur,
marzo de 2016
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P.-S.
(Las fotografías que ilustran este reportaje son del autor).
