Pekín, Seúl… Atenas. El 9 de agosto de 2007 se inauguraba en Pekín un Congreso Internacional de Filosofía de la Ciencia, organizado por una sección oficial de la International Union of History and Philosophy of Science (IUHPS). Las ediciones de este Congreso tienen lugar cada cuatro años; Stanford, Upsala, Florencia u Oviedo son algunas de las ciudades que lo habían acogido anteriormente, siendo ésta la primera vez que se celebraba en un país asiático. Este desplazamiento y sobre todo la selección de Pekín era significativa. La singularidad del régimen político no era óbice para que tuviera lugar una discusión, que de hecho, trascendió los límites de la filosofía de la ciencia, sin excluir asuntos con obvias connotaciones políticas. Pues hubo allí debates sobre las relaciones entre ciencia, filosofía y sociedad, un simposio sobre el lazo conocimiento-educación, otro sobre el autentico peso de Internet, etcétera.
Como (...)