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Golpe de Estado y maltrato a los inmigrantes

Un “Guantánamo” en Mauritania

El pasado 6 de agosto, el primer Presidente elegido democráticamente de Mauritania, Sidi Uld Cheij Abdalahi, fue derrocado por una junta militar dirigida por el general Mohamed Ould Abdel Aziz, jefe de la Guardia Presidencial. Aún no se conocen con claridad los motivos de este golpe de Estado en el único país de África del Norte que mantiene relaciones diplomáticas con Israel. Y que ha padecido, en los últimos meses, varios atentados islamistas atribuidos a la rama de Al Qaeda en el Magreb, lo cual incitó a cancelar, en enero pasado, el célebre rally Paris-Dakar.

País muy pobre, que importa el 80% de los alimentos que consume, Mauritania tiene una alta dependencia económica de Europa, en particular de Francia y España. La diplomacia española sigue con especial atención la evolución de la situación pues Madrid ha firmado con Nuakchot varios acuerdos de cooperación en la lucha contra la emigración clandestina hacia Canarias. El pasado 1 de julio, Amnistía Internacional publicó un informe en el que acusa a Mauritania de detener y maltratar a los inmigrantes subsaharianos doblegándose ante las presiones de España y de la Unión Europea.

por Zoé Lamazou, septiembre de 2008

Con su característico humor negro, los habitantes de Nuadibú, ciudad portuaria situada a 470 kilómetros de Nuakchot, la capital de Mauritania, denominaron a sus barrios de piedra desnuda con el nombre de grandes capitales extranjeras: Accra, Bagdad, Dubai. Cuando, en 2006, las autoridades españolas, con el acuerdo del Gobierno mauritano, instalaron en Nuadibú un centro de detención para inmigrantes clandestinos, rápidamente encontraron su sobrenombre: “Guantánamo”.

El edificio de una vieja escuela, en las afueras de la ciudad, en la frontera del Sáhara Occidental: allí están encerrados quienes emprenden la travesía de intentar llegar a España a través de las islas Canarias, unos 800 kilómetros en línea recta más al norte. A veces ni siquiera han llegado a abandonar la costa, a bordo de cayucos utilizados tradicionalmente para la pesca, cuando son detenidos por los guardacostas mauritanos, secundados por la Guardia Civil española.

Detrás de los altos muros de cemento alambrados se percibe, (...)

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