En 1960, en el momento de las independencias, Senegal era el país de África del Oeste mejor dotado en infraestructuras y recursos humanos; con el correr de los años, esas ventajas se fueron desmoronando. Peor aún: hoy se muestra incapaz de seguirle el tren a la expansión económica que atraviesa el continente negro. En efecto, entre 2011 y 2015, exceptuando China, la India y Vietnam, seis de los diez países que tendrán las tasas de crecimiento más altas del mundo se ubicarán en el África subsahariana: Etiopía (8,1%), Mozambique (7,7%), Tanzania (7,2%), Congo (7%), Ghana (7%), Zambia (6,9%), Nigeria (6,8%). Senegal alcanzaría el 2,7%.
Los dirigentes del país siempre adujeron causas externas –deterioro de los términos de intercambio, programas de ajuste estructural, devaluación del franco CFA, globalización– para explicar la pobreza de la gran mayoría de la población. Silencian los factores internos: corrupción, nepotismo, lógicas de aparato y clientelismo. Las elites (...)