Las revueltas árabes hicieron aparecer en los medios de comunicación la figura del ciberactivista, que documenta las condiciones de vida de la población y la sensación de injusticia que éstas generan. La mayoría de estos jóvenes de entre 20 y 30 años, provenientes de medios urbanos y acomodados, a menudo desprovistos de experiencia militante, reivindica el carácter apolítico de su compromiso. Pero la represión los ha unido. “En la época de Ben Ali –señala el bloguero tunecino Hamadi Kaloutcha–, éramos cien o doscientos ciberdisidentes. Solos contra todos. La policía de la Web hacía todo lo posible para desacreditarnos. Finalmente, esta amenaza nos ayudó mucho: nos obligó a dar muestras de una seriedad inquebrantable.”
Si bien hay puntos en común que unen a los cibermilitantes del Magreb, su identidad depende fuertemente del marco nacional. En Marruecos, los más conocidos son ingenieros o periodistas. En Túnez, por el contrario pertenecen más bien (...)
