El Líbano lleva 47 años atrapado en una espiral infernal en la que se alternan la guerra civil, los disturbios, los atentados y asesinatos políticos, las invasiones y ataques israelíes con bloqueos y destrucción de infraestructuras, el colapso financiero y monetario, todo ello con el agravante de un sistema de gobierno fallido. Desde 2020, el país es pasto de una de las catástrofes económicas y sociales más graves de la historia contemporánea. La clase dirigente se desentiende de la suerte de la población y persiste en hacer que unos ciudadanos desprovistos de una sólida red de apoyos y los sectores más pobres de la sociedad carguen con todas las pérdidas acumuladas por el banco central y las instituciones bancarias.
Este colapso era previsible cuando se sabe por qué componendas tuvo que pasar este pequeño país tras su larga guerra civil (1975-1990). En 1989, el Acuerdo de Taif le otorgó una nueva (...)