La práctica del habla y la escritura del árabe es objeto de controversias. Cuestión tanto más peligrosa por cuanto depende de factores ideológicos que nada tienen que ver con la vivencia misma de esta lengua para los hablantes autóctonos. Yo no sé de dónde viene esa concepción según la cual el árabe expresaría esencialmente una violencia terrorífica e incomprensible, pero es evidente que algo tienen que ver todos esos malvados con turbante de las películas de Hollywood de los años cuarenta y cincuenta, que hablan a sus víctimas con tono huraño y delectación sádica. Más recientemente, también ha contribuido a ello la fijación de los medios estadounidenses en el terrorismo, que parece resumir todo lo concerniente a los árabes.
Y sin embargo, la retórica y la elocuencia en la tradición literaria árabe se remontan a más de un milenio: fueron los escritores abasíes, como Al-Jahiz y Al-Jurjani, quienes elaboraron sistemas increíblemente (...)