Más que nunca, Mongolia está en el “medio de los imperios” como afirmara Michel Jan. Entre Rusia, China, y el mundo turco-iraní, la estepa mongola, lugar vacío, o casi, está rodeada de poderosas civilizaciones. A merced de sus diferentes expansiones, Mongolia resultó sacudida, codiciada, sometida. Sin embargo, no dejó de jugar su papel –sutil– en ese gran juego. En los peores momentos de lo que podría considerarse su sometimiento, supo mantener su identidad y transformar a sus pretendidos conquistadores en protectores. Así fue como el largo período soviético permitió a Mongolia preservarse del avance del imperio chino.
Sin embargo, hoy en día el país se ve enfrentado no sólo a cambios de alianzas y de relaciones de fuerza, sino también a rápidas transformaciones sociales. Esa situación, paradójicamente, lo coloca en uno de sus momentos históricos de mayor libertad, pero a la vez, de mayor peligro para su propia identidad.
Mongolia, que asistió (...)