Desde comienzos del siglo XX, en un contexto de mercados protegidos, el “modelo Ford” ha dominado la economía mundial. Éste postulaba que el enriquecimiento, relativo, de los empleados y la garantía de sus puestos de trabajo les permitiría ser buenos clientes de la industria –automobilística o de otro tipo– y de esta forma contribuir, sin problema alguno, a una producción creciente. Construido sobre los pilares del libre cambio, de la flexibilidad laboral y de las bajas remuneraciones, el “modelo Wal-Mart” parece ser el polo opuesto al que le precedió. Por un lado, el distribuidor impone su ley a los productores, en concreto en los países pobres (leer página 23). Por otro, el descenso del poder adquisitivo incita a los consumidores a hacer las compras en supermercados que revientan los precios tras haber hecho lo mismo con los sueldos. Todo iría bien para Wal-Mart si, tanto en Estados Unidos como en (...)
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La multinacional del siglo XXI
Wal-Mart al asalto del mundo
Desde comienzos del siglo XX, el “modelo Ford” ha dominado la economía mundial. Éste postulaba que el enriquecimiento, relativo, de los empleados y la garantía de sus puestos de trabajo les permitiría ser buenos clientes de la industria y de esta forma contribuir, sin problema alguno, a una producción creciente.
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DossierWal-Mart al asalto del mundo
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Wal-Mart al asalto del mundo
Serge HalimiEn 1992 el presidente estadounidense expuso la siguiente fórmula: “El éxito de Wal-Mart es el mismo que el de Estados Unidos”. Desde entonces, la multinacional de la distribución se ha convertido en la empresa más grande del mundo. Y el dumpin social que ejerce contamina la economía occidental. -
Resistencias populares
Olivier EstèvesMientras comercios como Le Bon Marché eran un fenómeno circunscrito a la ciudad de París, Woolworth, fundada en 1879 en Lancaster (Pennsylvania), ya poseía 59 sucursales en 1900 en EE.UU. Un siglo más tarde, la llegada del mastodonte Wal-Mart causó la quiebra de decenas de miles de comercios. -
Las costureras del Sur
Jean-Christophe ServantPoco exigente acerca de las condiciones de trabajo en las empresas de las que se abastece, Wall-Mart subcontrata una gran parte de sus productos en África, en América Latina y, de ahora en adelante, en China, donde los sueldos son aún más bajos. -
Patronos, no: “dirigentes a nuestro servicio”
Barbara EhrenreichEn su obra Por cuatro duros. Cómo (no) apañárselas en Estados Unidos (Editorial RBA, Barcelona, 2003), cuenta su experiencia como empleada de Wal-Mart, con un sueldo de 7 dólares la hora. El siguiente pasaje evoca la imagen que la empresa quiere proyectar de sí misma y que transmite a sus nuevos empleados.
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