En la época en que Emile Zola daba los últimos toques a El Paraíso de las damas (1883), al otro lado del Atlántico ya existían cadenas de grandes tiendas. En efecto, mientras comercios como Le Bon Marché, Le Louvre, La Samaritaine o Le Printemps, eran un fenómeno circunscrito a la ciudad de París, Woolworth, fundada en 1879 en Lancaster (Pennsylvania), ya poseía 59 sucursales en 1900 en EE.UU . Veinte años más tarde las radios locales estadounidenses, principalmente en Luisiana, se hacían eco de la oposición a esos monstruos devoradores de la competencia, difundiendo consignas como: “Pueblo de América, ¡despierta! Podemos vencer por K.O. a esas cadenas de grandes tiendas”.
Un siglo más tarde, la llegada del mastodonte Wal-Mart causó la quiebra de decenas de miles de comercios, de proveedores y de subcontratistas de todo tipo. Un buen ejemplo es el Estado de Iowa. Según un estudio realizado por el profesor (...)